Comienzos del 92, un
instante encontrado y ausentado de sus preocupaciones cotidianas.
La historia nos contempla desde otro lugar y vuelve por un camino
pedregoso.
¡Sonreíd malditos, sonreíd!
Quizás me marche y no vuelva a encontraos.
Saltad lo más alto posible y contemplad el infinito,
que la duna no estará
en el mismo sitio cuando llegue la próxima estación.
Antes de llegar a casa sacudíos la espalda y vaciad de arena los bolsillos
Porque en la estampa quedará el recuerdo de una tarde en la
Bocana.
¡Sonreíd malditos, sonreíd!
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