Hace
unos años encontré en el FNAC un libro llamado “Rockers…Desterrados de la
movida” de Lauren Jordán, músico español componente, entre otros, del grupo “Gatos
locos”.
Nunca
tuve carné de socio, ni presumí de “chupa” pero se bebí de las fuentes surgidas
de la “música del diablo”. Esto solo es rock and roll y te hierve la sangre.Decidimos montar una banda, casi todo versiones (no importa, la actitud y las ganas es lo que cuenta). Me encanta enchufar la guitarra prestada en el amplificador ¡dale a las baquetas pájaro!
El
ritmo rockabilly sonaba en la casa de la juventud y en los garitos de la plaza
de toros, Ángelo y Sony parecían mas punkabillys.
La
primera batería se la hizo se la hizo Oli con tambores de Colon y yo tenia un órgano
casio, molaba ver “Jazz entre amigos” y tocar en la salita de estar.
Después
de ver La Bamba, en el cine Avenida, fuimos al concierto de “Forajidos”. Charly
tocaba el bajo con ellos, “de puta madre” uno de los nuestros colaboraba con la
banda rocker del Rio de Oro. Película y
concierto, buen rollito.
Recuerdo
algunas lágrimas cuando anunciaron en la radio la muerte de Richie Valents, con
ese temita de fondo.El “fiera” dibujaba comics y nos hizo un dibujo para la batera, una cabeza huesuda con cornamenta, esas del” western rock”
Ángelo
y Sony siempre hablaban de grupos nuevos, Sony me grabó una cinta “solo rock
and roll” que nos acompañó en muchos rules con el Civic y el 124.
Las rondas del medio limón pasaron a la
historia. Un día quisimos bebernos 40 cervezas cada uno, como la canción de
Toreros muertos.Fue en la fiesta “vaquera” en Bunker Bank, donde Los Forajidos nos dieron la alternativa, el local petao de peña y birra gratis.
Bermu,
la guitarra mágica que nos embaucó, se fue. Vino el Puli, a veces se le olvidaban
los acordes. Me ponía música de los Creedence, JJ Cale y Clapton entre otros.
Inolvidables noches de verano en los chiringuitos, pipas, litronas y spanish
rock y el autocine en las explanadas de vez en cuando.
No sabes como todos estos momentos se disipan en el tiempo, pasan los años y te pones barrigudo y a los colegas los ves de higo a breva; pero cuando nos encontramos nada ha cambiado, seguimos siendo los mismos
Empezamos
con temas como “el ritmo del garaje” “cien gaviotas” o “cielo del sur” y prácticamente
no salimos de ahí. Teníamos bastante imaginación y si no que se lo digan a Johnny
Guitar, Lola Flores o a la esposa hipopótamo. Y la canción de “mandarina” que
la cantaban todos los coleguillas de FP. Era la risa.
Rico
empezó a divagar y su cabeza viajó a otra velocidad que su cuerpo, quedándose en
otra dimensión, de la que solo regresaría a golpe de cuentagotas. Como molaba
su “carro” 127 blanco con una franja roja, cabíamos mogollón de peña y parecía
enorme, como enorme era la humareda que se liaba dentro. El lugumba suavizaba
la garganta. El Vigo siempre tenía galletas del príncipe.
Rico
venía a mi cuarto con mogollón de letras de canciones enrolladas en el bolsillo
trasero. Tocaba la guitarra casi rompiendo las cuerdas, las rasgaba más de la
cuenta, pero las letras eran un punto: “Esta rata ha roto tó” o “un siete con
tupé” se quedaron en su libreta, que quizás algún espía de la guerra fría, se
llevara en su misil.
En el
refranero de “Locuras de Jamaica” quedaron algunos títulos como “Tráeme la
chamarra que está en la chatarra” y la grabaciones de” ruidos extraños”.
La
muerte del padre de Oli impidió que siguiera los estudios en Híspalis, cogiendo
el toro por los cuernos y la responsabilidad de la vida por montera.
Ha
pasado tiempo, no veo pandillas como las de antes (aunque eso dice mi madre
también).
Algunos
barrigudos tocan Jazz, tienen hijos y trabajan para el estado.
Ahora
odio el reggaetón como antes odiaba el “bacalao”
Hay cosas
que no cambian, los verdaderos amigos tampoco, aunque algunos ya no estén.
Va por
ellos. ” It´s only Rock and roll”
Aparecen algunos pseudónimos...
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