miércoles, 6 de abril de 2011

Historias frescas

Del día como el pescado.


Fui al mercado, me dirigí al pescadero habitual. Tuve tiempo de sacar una instantánea.

Decía el señor de al lado: “pon debajo: trabajo de moro, poco y malo” .Era buen cliente y además amigo, pero esas son las bromillas que se estilan por aquí. Yo le dije que esto es lo mejor que tenemos (el pescao, claro) y que iban a poner una cara de alegría a los que le mandaba la foto, pues poquito pillan por ahí, arenques, salmón y de río.

Bueno Mimón ¿qué te debo?

32, treinta pa ti.






Justo antes pasé por su lado, me impactó su talante desairado, también el color de su ropa, a juego con el banco que la acomodaba en la calle de la espera.


A cien metros está la frontera, no parece la típica mujer que viene a por mercancía, hay algo diferente en su mirada y lleva buen calzado. ¿Estará esperando un encuentro? ¿o quizás a una amiga para irse las dos de compras?

Es posible que haya mas razones, tantas como me llevaron a hacer las fotos.

                    

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